ÓSCAR ARROYO ORTEGA

Entrevista a ÓSCAR ARROYO ORTEGA director de la BNE

Entrevista a ÓSCAR ARROYO ORTEGA director de la BNE

Desde febrero de 2024, Óscar Arroyo Ortega dirige la Biblioteca Nacional de España (BNE), asumiendo el reto de reforzar su papel como referente cultural, de adaptarla a los cambios del entorno digital y acercarla aún más a la sociedad.  Su amplia experiencia en gestión bibliotecaria y su conocimiento del sector, tras más de una década como jefe de Servicio del Libro, Archivos y Bibliotecas de la Consejería de Educación, Cultura y Deportes de la Junta de Comunidades de Castilla-La Mancha, le permiten afrontar retos como la digitalización, la innovación tecnológica y la cooperación entre bibliotecas para garantizar el acceso al conocimiento.

En el Consejo de Cooperación Bibliotecaria (CCB) hemos tenido la oportunidad de conversar con él sobre el futuro de la BNE, el papel de las bibliotecas en la era digital y las claves para seguir construyendo una red bibliotecaria más fuerte y conectada.

¡Acompáñanos en esta entrevista!

  • Desde su llegada al cargo de director de la Biblioteca Nacional de España (BNE) hace casi un año. ¿Cuáles considera que son los grandes desafíos a la hora de dirigir una institución tan emblemática y compleja como la BNE, con su vasta trayectoria y relevancia cultural?

La BNE, con sus más de 310 años, es una de las grandes instituciones de referencia de la cultura. Desde entonces, no ha dejado de recopilar la producción bibliográfica española, custodiando y dando acceso a la misma, a todo tipo de materiales documentales y ahora también digitales. El resultado es un gran organismo donde las magnitudes superan las de cualquier biblioteca española y solo es comparable con las grandes bibliotecas patrimoniales de los países con mayor tradición bibliotecaria.

En este sentido, el mero funcionamiento ordinario de la BNE, haciendo frente a sus responsabilidades legales de recopilación, gestión, conservación y difusión de colecciones físicas y digitales es, en sí mismo, un gran reto diario. Evolucionar con agilidad sus servicios presenciales y virtuales al ritmo de las innovaciones tecnológicas y sociales, manteniendo su extraordinario nivel de calidad es, sin duda, el gran desafío al que se enfrenta la BNE en los próximos años. 

  • Antes de asumir este cargo, fue jefe de Servicio del Libro, Archivos y Bibliotecas de Castilla-La Mancha. ¿Qué aprendizajes o estrategias de esa etapa considera más útiles para su trabajo al frente de la BNE?

La Red de Bibliotecas Públicas de Castilla-La Mancha suma más de 450 bibliotecas de distinta tipología y tamaño. Ese volumen de centros con distintas realidades requiere desarrollar habilidades de coordinación e impulso de proyectos a partir del conocimiento cercano de la realidad competencial de las distintas administraciones. Las estrategias de planificación a medio y largo plazo necesarias para la mejora de una red tan diversa son, en este sentido, una extraordinaria experiencia que poder aprovechar en la dirección de la BNE.

  • A lo largo de su trayectoria, ha desempeñado un papel destacado en la cooperación bibliotecaria, tanto a nivel regional como nacional, y participó activamente en el Consejo de Cooperación Bibliotecaria a través de la Comisión Técnica de Cooperación (CTC) de Bibliotecas Públicas. ¿Cómo cree que estas experiencias han moldeado su visión de la cooperación bibliotecaria, y qué aspectos considera prioritarios en su desarrollo futuro?

La cooperación está en el ADN de las bibliotecas desde hace años. Ninguna biblioteca por sí misma es capaz de contar con los recursos necesarios para garantizar el acceso a toda la información y los servicios que nuestros ciudadanos pueden exigirnos. La cooperación sirve, además, para intercambiar ideas, proyectos y conocimientos. Muchos proyectos bibliotecarios solo son posibles desde la cooperación y la suma de esfuerzos. En este sentido, la labor del CCB y sus distintas Comisiones Técnicas es insustituible como plataforma formal donde establecer canales de cooperación.  Su futuro pasa, sin duda, por intensificar el compromiso de todas las partes respecto al papel del CCB como principal foro interadministrativo de cooperación bibliotecaria en el cual se concreten proyectos conjuntos que realmente mejoren los servicios bibliotecarios.

  • ¿Qué importancia tuvo para usted su participación como miembro de la CTC de Bibliotecas Públicas en el Consejo de Cooperación Bibliotecaria? ¿Cómo valora el papel de las comisiones técnicas y del propio CCB en el impulso a proyectos de cooperación y en el fortalecimiento del sistema bibliotecario?

Todo lo relacionado con el CCB siempre fue muy importante en mi labor al frente de mis anteriores responsabilidades en Castilla-La Mancha y también lo es ahora en la BNE. El CCB es una oportunidad para conocer otras realidades, así como para conocer soluciones distintas a problemas similares que podemos tener en nuestra labor diaria. La participación en el CCB permite, además, tener la oportunidad de realizar propuestas de distinto tipo y alcance que pueden llegar a realizarse a nivel global.

Finalmente, la red de contactos que las CTC permiten crear son activos intangibles de un valor profesional excepcional, mientras que los grupos de trabajo han sido y son espacios de reflexión que han dado extraordinarios frutos a lo largo de los años tanto en su vertiente de documentos de carácter teórico, como en proyectos que hoy son servicios bibliotecarios cooperativos asentados y esenciales.

  • La BNE participa en la Comisión Técnica de Cooperación de Bibliotecas Nacionales y Regionales del Consejo de Cooperación Bibliotecaria. ¿Qué objetivos se ha marcado en este ámbito, y cómo cree que esta colaboración puede contribuir al desarrollo del sistema bibliotecario en España?

La BNE puede aportar mucho al sistema bibliotecario español tanto desde sus funciones legalmente establecidas como biblioteca referente para la conservación de la memoria cultural del país, como ofreciendo recursos y servicios al resto de bibliotecas.

En este sentido, la BNE debe liderar la mejora de la coordinación de los procesos de gestión entre las oficinas del Depósito Legal y la BNE como principal centro de conservación. Y, sin duda, se debe mejorar el acceso en todo el territorio a las colecciones depositadas, especialmente aquellas en soporte intangible. El grupo de trabajo sobre depósito legal existente en el seno de la CTC de Bibliotecas Nacionales y Regionales será el espacio en el que próximamente canalizaremos nuestras propuestas.

  • El Plan Estratégico de la BNE 2021-2025 está cerca de finalizar su periodo de vigencia. ¿Puede adelantarnos algunas líneas clave sobre el próximo plan? ¿Cuáles son los principales retos estratégicos a los que se enfrenta la BNE en el corto y medio plazo?

Efectivamente, 2025 será el último año de vigencia del actual Plan Estratégico y estamos ultimando el correspondiente Plan Anual de Actuación que, además, servirá de puente hacia el nuevo Plan Estratégico de la BNE que abarcará los ejercicios 2026-2028. Entre los ejes del nuevo plan, que deberá valorar el Real Patronato de la BNE, se trabajará en dos vertientes: una de reorganización y mejora interna de la BNE relacionada con sus infraestructuras, espacios, servicios y recursos materiales y humanos; y una segunda, de apertura y acercamiento a las bibliotecas y la ciudadanía en general tanto desde el punto de vista físico como digital. Y, todo ello, sin dejar de prestar nuestras funciones y responsabilidades respecto a la conservación del patrimonio bibliográfico y documental español.

Que la BNE pueda convertirse un referente de apoyo técnico y proveedor de servicios de acceso a la información y recursos para cualquier biblioteca es, de este modo, un reto que plasmaremos en el futuro Plan Estratégico, junto con la necesaria reorganización interna.

  • La BNE desempeña un papel fundamental en la conservación, acceso y difusión del patrimonio documental y bibliográfico. ¿Cómo evalúa su relación con otras bibliotecas públicas, autonómicas y especializadas? ¿Qué iniciativas de cooperación destacaría?

Como se ha indicado anteriormente, reunir, conservar y difundir el patrimonio documental y bibliográfico es una de las funciones esenciales de la BNE. Por ello, es esencial la relación fluida con el resto de las bibliotecas que, en todo o en parte, tienen también esas funciones en sus respectivos ámbitos territoriales.

En la BNE creemos que esa relación fluida existe en estos momentos. El marco de la CTC de Bibliotecas Nacionales y Regionales refuerza, sin duda, los canales que tenemos con estos centros. En este ámbito, tenemos diversos proyectos de servicios especializados que estamos valorando ofrecer desde la BNE a las bibliotecas con colecciones patrimoniales para facilitar una mejor conservación preventiva de sus obras o ayudar en los procedimientos de valoración y tasación.

  • Las bibliotecas enfrentan grandes desafíos, como la digitalización, la preservación de nuevos formatos, la inteligencia artificial o la lucha contra la desinformación. ¿Cómo se está trabajando desde la BNE para adaptarse a esta realidad cambiante y seguir siendo un referente en la gestión cultural y bibliotecaria?

La BNE ha sido pionera, desde hace años, en los procesos de digitalización de sus colecciones. Resultado de todo ello y gracias a varios proyectos financiados con créditos específicos, la mayor parte de la colección de prensa histórica, así como los fondos patrimoniales más valiosos o en peligro por deterioro físico, tienen un grado de digitalización muy avanzado que seguimos abordando. También se trabaja en la conservación de los nuevos formatos, especialmente de aquellos recursos difundidos en la web, lo cual está vinculado al depósito legal de las publicaciones en línea.

Estos procesos masivos de digitalización y de conservación de la web requieren grandes inversiones en preservación de los contenidos y la BNE intenta mantener actualizada las tecnologías que lo garantizan en un sector que, efectivamente, evoluciona de forma muy acelerada.

La inteligencia artificial es un reto y una oportunidad para las bibliotecas en general y para las bibliotecas patrimoniales en particular. Por un lado, puede ser de utilidad para facilitar los procesos técnicos de proyectos que se impulsan desde distintos ámbitos profesionales, tales como la catalogación o la clasificación. Y, por otro lado, el uso regulado y respetuoso con la propiedad intelectual de los corpus de datos con los que cuentan las bibliotecas, puede ser una fuente óptima de información para su uso en el desarrollo, sin sesgos, de esta nueva tecnología llamada ya a intermediar en el acceso a la información para los ciudadanos.

El uso de fuentes de información de calidad, neutras y contrastadas es el mejor antídoto frente a la desinformación y cualquier biblioteca de carácter público, incluida la BNE, debe tener como objetivo esencial ofrecer recursos informativos que, con estas características, permitan a cualquier ciudadano tener la garantía de la veracidad de la información.  

  • Comenzó su carrera profesional como auxiliar de bibliotecas y ha ocupado diversos puestos hasta llegar a su actual posición. ¿Qué habilidades o perfiles cree que serán esenciales para afrontar los retos del futuro?

Distintos estudios afirman que un porcentaje muy alto de los actuales estudiantes de secundaria trabajarán en el futuro en profesiones que hoy no existen. Vivimos en un mundo cada vez más volátil en todos los aspectos y la profesión bibliotecaria no lo es menos. Por ello, la resiliencia es, sin duda, una habilidad necesaria especialmente en un sector como es el de las bibliotecas que ha evolucionado tanto en las últimas décadas.

  • Desde su posición como director de la BNE, ¿qué mensaje transmitiría a los profesionales y a las instituciones que forman parte del sistema bibliotecario español sobre la relevancia de la cooperación? ¿Cómo imagina el futuro de las bibliotecas en este marco colaborativo?

Claramente, el futuro de las bibliotecas pasa por intensificar, en lo posible, el marco colaborativo. El diseño del sistema bibliotecario español y la actual extensión de su tejido en todo el país, con sus peculiaridades y fórmulas en las distintas comunidades autónomas, permite tener una base sólida para hacer de las bibliotecas ese servicio cultural esencial y de calidad al que cualquier ciudadano debería tener acceso, con independencia de su lugar de residencia. La cooperación, en este sentido, tiene como función ayudar y cubrir necesidades técnicas y de servicios que, en la mayor parte de los casos, no pueden ser asumidas de forma individual. El exitoso caso del servicio público de préstamo de libro electrónico eBiblio es una fórmula a seguir. Sin duda, en momentos de cambio constante, que las bibliotecas sigan siendo relevantes para los ciudadanos pasa por la colaboración entre las bibliotecas y las instituciones que las gestionan.

Desde el CCB, expresamos nuestro agradecimiento a Óscar Arroyo Ortega por su colaboración en la realización de esta entrevista, y le extendemos nuestras más sinceras felicitaciones por su nombramiento como nuevo director de la BNE.

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