Actividad de las bibliotecas durante el verano

Actividad de las bibliotecas durante el verano

Actividad de las bibliotecas durante el verano

Las bibliotecas son espacios esenciales que garantizan el acceso a la cultura y al conocimiento. No solo conservan y ponen a disposición del público sus colecciones, sino que también se convierten en lugares de encuentro, intercambio y refugio, gracias a la organización de talleres, charlas o exposiciones. Durante el verano, la mayoría continúa con su actividad, ofreciendo actividades y servicios, que cumplen una función esencial para sus usuarios y para la sociedad en general.

Su apertura en verano es crucial por varias razones. En primer lugar, las bibliotecas se establecen como verdaderos “refugios climáticos”. Ofrecen un espacio gratuito, seguro y climatizado donde personas de todas las edades y procedencias pueden protegerse del calor extremo. Gracias a su infraestructura adecuada y a su ambiente tranquilo, se convierten en lugares de acogida donde la permanencia no requiere justificación ni consumición.

Otra de las claves está en fomentar la lectura durante el verano. Muchos estudiantes disfrutan de una pausa prolongada en sus centros de estudio y mantener las bibliotecas abiertas ayuda a promover el hábito lector y a conservar las habilidades adquiridas durante el curso. En este sentido, encontramos numerosos ejemplos en bibliotecas públicas, como en la Biblioteca Pública del Estado en Tarragona, que puso en marcha en julio un taller de escritura creativa para jóvenes, o la Biblioteca Pública del Estado en Palencia, que organizó, entre otras actividades, cuentacuentos en inglés.

Por su parte, las bibliotecas universitarias, aunque en su mayoría permanecen cerradas en agosto, aprovechan el verano para ofrecer cursos en julio y proponer selecciones de lecturas recomendadas. Además, sus bibliotecas digitales continúan siendo un recurso fundamental para los estudiantes, que siguen necesitando acceder a sus fondos durante estos meses.

Entre las actividades más exitosas del verano destacan los juegos y talleres de creación. Así, la Biblioteca Pública del Estado en Mérida – Jesús Delgado Valhondo y la Red de Bibliotecas Municipales de Huesca acogieron talleres de manualidades; en la Red de Bibliotecas Públicas Municipales de Málaga se celebró un encuentro de ajedrez y en la Red Municipal de Bibliotecas de Gijón/Xixón permaneció activo durante todo el verano su Club de juegos’.

Además, algunas bibliotecas han colaborado con distintos campamentos de verano, facilitando visitas en las que los participantes pueden descubrir y aprovechar sus espacios, servicios y recursos. Un ejemplo de ello es la Biblioteca Pública del Estado en Cuenca – Fermín Caballero, que recibió la visita del campamento urbano ‘Ciencia y cultura en la ciudad’. Durante la actividad los niños y niñas aprendieron a buscar recursos en el catálogo y, posteriormente, disfrutaron de los juegos de mesa disponibles en la biblioteca.

En verano, las bibliotecas también apuestan por las artes escénicas y las actividades al aire libre, que en pueblos y aldeas contribuyen a enriquecer y revitalizar la vida comunitaria. Estas propuestas ofrecen una alternativa de ocio y aprendizaje que favorece tanto el desarrollo personal como el colectivo. A través de representaciones teatrales, espectáculos de títeres, música, narraciones orales o cine de verano, las bibliotecas mantienen viva la actividad cultural en las zonas más despobladas y, al mismo tiempo, atraen a visitantes a sus municipios.

El incremento del turismo en verano es también una oportunidad para las bibliotecas, especialmente las nacionales, regionales y aquellas con grandes colecciones patrimoniales, de ofrecer exposiciones de gran interés en sus instalaciones. Ejemplo de ello son la muestra  ‘Madrid entre libros. 150 años de la Biblioteca Histórica Municipal de Madrid’, abierta durante todo el verano, o las exposiciones de la Biblioteca Nacional de España (BNE): ‘Jorge Semprún. El largo viaje’ y la ‘Pinacoteca Migrante’.

En el ámbito de las bibliotecas especializadas, destaca el trabajo de RECIDA, que desarrolla el programa Cuentacuentos Ambientales’ en el CENEAM, impulsado por el Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico.

También merecen mención los servicios de extensión bibliotecaria de ‘biblioplayas’ y ‘bibliopiscinas’, una iniciativa cada vez más consolidada que acerca la lectura a los espacios de ocio estival. Un buen ejemplo es la Biblioteca de Telde (Gran Canaria), que este año ha celebrado el decimoquinto aniversario de su biblioplaya reforzando su colección con 200 novedades editoriales.

En conjunto, las actividades de verano en las bibliotecas combinan ocio, educación y participación comunitaria con propuestas adaptadas a todas las edades. Su objetivo es mantener el vínculo con la cultura y la lectura, fomentar la creatividad y ofrecer alternativas accesibles durante las vacaciones.

Desde el Consejo de Cooperación Bibliotecaria animamos a todas las bibliotecas a seguir impulsando estas iniciativas, recordando que la cooperación entre centros e instituciones permite poner en marcha proyectos de gran calidad también en la época estival.

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